Al contener mucha agua resulta ligero (ochenta y seis calorías por 100 g en frente de las 365 del maíz seco). Aporta el 16 por ciento de carbohidratos frente al 67 por ciento de los granos secos y es simple de digerir.
El maíz tierno conserva la vitamina C: una ración de 100 g puede llegar a procurar más del diez por cien de la que se precisa al día. Tiene un 3 por ciento de proteínas, frente al nueve por ciento del grano seco y es el único cereal que aporta provitamina A. También da la antioxidante vitamina liposoluble de tipo E.
Sin embargo, uno de los inconvenientes que plantea el maíz es que sus proteínas son deficitarias en múltiples aminoácidos, como triptófano y la lisina, por lo que para aprovecharlas mejor conviene conjuntar el cereal con comestibles como las legumbres.
En lo que se refiere a los minerales, el maíz da abundante fósforo, magnesio y cinc, así como algo de hierro y manganeso.
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